El organismo en verano no necesita trabajar tanto, por lo que consume muchas menos calorías. De ahí que la alimentación debe cambiar y adaptarse al ambiente caluroso. Sin embargo, el comportamiento de las personas respecto a los alimentos también cambia en verano y es más frecuente saltarse comidas, llevar un horario desordenado o comer en exceso como parte de las reuniones propias del ocio y eldescanso. Se trasnocha más, por lo que se levanta la gente tarde y no se desayuna, y se consume más alcohol. Los cambios en la rutina diaria favorecen una alimentación caprichosa y descuidada.
Comer en verano no debe suponer perder las buenas costumbres y los hábitos sanos, sino que hay que adquirir una rutina que favorezca una dieta sana ordenada y completa. Deben realizarse al menos cuatro comidas al día y no picar entre horas va a favorecer el mantenimiento del peso y evitar así ganar esos kilos que luego son tan difíciles de perder.
En una dieta veraniega es importante ingerir los nutrientes de modo equilibrado y no olvidar ninguno de los grupos de la pirámide de la alimentación, como grasas,hidratos de carbono y proteínas, pero estos deben cambiar sus proporciones. Las grasas son menos necesarias y se deben reducir, así que es obligado prescindir de comidas grasientas y fritos que pueden hacer más pesada la digestión y que aportan calorías extras innecesarias. En su lugar se puede optar por las verduras y hortalizas, en forma de ensaladas y sopas frías, que se toman frescas y crudas. Estos platos descienden la temperatura del cuerpo. Ya los ciudadanos del Imperio Romano conocían las capacidad refrescante del vinagre mezclado con agua y consumían una bebida, la posca, que refrescaba sus días cálidos por todo el Imperio. Hoy tomamos esta refrescante mezcla en forma de gazpachos y escabeches.
Consejos para comer en verano de forma saludable
- Realizar 4 ó 5 comidas al día y mantener unos horarios ordenados y sin saltarse comidas. Esto evita llegar a la comida siguiente con demasiada hambre.
- Beber 2 litros de agua al día y no solo beber durante las comidas. A pequeños sorbos, el organismo se hidrata mejor y mejora el aspecto de la piel.
- Evitar las bebidas alcohólicas y azucaradas que contienen muchas calorías. El té frío, los zumos sin azúcar y las limonadas caseras son más aconsejables.
- La verduras y hortalizas de temporada deben formar parte de la dieta veraniega.
- Los guisos sencillos son la mejor manera de cocinar en verano.
- No abusar de las cantidades y evitar las salsas son buenos consejos para no engordar.
- Extremar la higiene en la cocina y lavar bien las hortalizas para evitar las intoxicaciones alimentarias y las diarreas.
- Refrigerar bien los alimentos para evitar la salmonelosis.
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